La industria del cine dominicano

La industria del cine en República Dominicana

Con pequeños pasos hacia su desarrollo y perfeccionamiento la industria del cine dominicano ha ido tomando forma. Hace menos de 10 años se contaban con una mano los filmes producidos en la República Dominicana y sobraban dedos.

Hoy en día el nivel de producción ha llegado a un ritmo tal que mensualmente se estrena una nueva película local y en Noviembre de 2013 se alcanzó el record de 5 filmes dominicanos exhibiéndose al mismo tiempo en todas sus salas con muy buena aceptación del público en general.

Hasta ahora la comedia es la que lleva la voz cantante cuando se habla de los géneros que han sido explotados. Dándole la razón a muchos expertos que dicen que este género es el ideal para desarrollar una industria cinematográfica firme y que dé entrada a nuevos consumidores.

A pesar de esto, ya se han realizado intentos en las áreas del drama, la acción y el terror. Algunos muy buenos, otros no tanto. Sin embargo, en muchos casos lo que se ha logrado es unir la comedia con otros géneros.

Hablando un poco de historia. La primera película dominicana reconocida como tal es “Pasaje de Ida” del año 1989. Dirigida por Agilberto Meléndez y que retrata la realidad de los dominicanos que deciden irse ilegalmente del país buscando una mejor vida.

En el año 1995 Ángel Muñiz y el comediante Luisito Martí se aventuran a realizar la película “Nueva Yol”, una comedia dramática en la que su protagonista se marcha del país hacia la ciudad de Nueva York y dónde pasa por una serie de vicisitudes. En el 1997 deciden lanzar una secuela y la bautizan como “Nueva Yol  3” alegando que las segundas partes nunca son buenas.

Ambas películas ocupan un lugar muy especial en el corazón de todos los dominicanos y todavía mantienen records de audiencia. Durante sus estrenos era casi imposible obtener una taquilla.

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A partir del año 2003 la industria cinematográfica local tiene un resurgir, y se empieza a hacer más constante la realización de películas dominicanas saliendo una o dos cada año.

En este período se comienza a ver el trabajo de distintos directores y también se empiezan a formar actores de cine en el país, pues prácticamente todo el mundo se fue entrenando al momento de realizar las películas, ya que en el país no existían las herramientas necesarias para la preparación de estos jóvenes.

También gran parte de los actores principales venían de la TV, como una manera de garantizar el interés de las personas y motivarlos a asistir a las salas. Se podría decir que esta nueva etapa da inicio con “Perico Ripiao” también del director Ángel Muñiz, y a ésta le siguieron: “Éxito por Intercambio”, “Negocios son Negocios” y “Un Macho de Mujer”, entre otras, que fueron colaborando a que los empresarios vieran en el cine dominicano una oportunidad de inversión y que el público fuera aceptando cada vez más esta nueva opción de entretenimiento de facturación criolla.

Dos de los directores que han realizado más películas en la industria dominicana son Alfonso Rodríguez y Roberto Ángel Salcedo. Aunque en su mayoría han sido apuestas cómicas, sus intentos siempre han sido los de fusionar diferentes géneros.

Juntos hicieron la película “Un macho de mujer”, Rodríguez como director y Salcedo como escritor y actor. Luego Alfonso siguió con “Yuniol”, “Playball”, “Al fin y al cabo” (considerada como una de las peores que se han realizado), “Pimp Bullies”, “Feo de día, lindo de noche” y “Mi Angelito Favorito”.

Roberto Ángel por su parte ha realizado “Megadiva”, “Mi Novia está de Madre”, “I Love Bachata”, “Profe por Accidente” y “Vamos de Robo” que se estrena próximamente.

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En el 2012, con la aprobación de la ley de cine, la industria recibió un gran empuje. Los beneficios dentro de la ley motivaron al desarrollo de nuevas salas de cine, la exportación de equipos especializados para la realización de películas y la construcción de un gran estudio cinematográfico. Al mismo tiempo esto sirvió como un elemento que incentivó a empresas privadas a invertir en la industria y ayudar a aumentar los presupuestos de las películas.

Todavía la industria del cine dominicano se considera en desarrollo. Falta mucho camino por recorrer para alcanzar mejores niveles de calidad técnicos y artísticos. La nueva generación ya se está preparando para este reto con la aparición de cursos, talleres y clases especializadas que aportarán su granito de arena para que el cine dominicano se convierta en un producto más de exportación criolla a través de estos futuros cineastas.

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